¿Qué tienen en común Sid Vicious y Cardi B.? No, no es que vayan a hacer un dueto. Y es que, obviando que el bueno de Sid lleva unas décadas criando malvas, ambos estarían en las antípodas, y no solo musicalmente hablando. Sin embargo, comparten una cosa (aparte del gusto por hacer el mamarracho): Las botas Dr. Martens.
Efectivamente, en la gala de los premios Grammy de 2018, la cantante combinaba un discreto conjunto de Moschino con las míticas botas 1460, buque insignia de la marca británica. Os preguntaréis qué carajo tiene esto que ver con el precio de las botas Dr. Martens. Pues mucho en realidad; las Martens están de moda, y eso implica que hay demanda, y un aumento de la demanda suele ir acompañado de un aumento de precios. Podríamos resumirlo así, digamos que las botas Dr. Martens se han convertido en un icono fashion global y eso se paga. Sin embargo, si buscamos un poco, podemos ver otras razones más allá de la lógica de mercado o la simple ley de la oferta y la demanda.
¿Realmente son tan caras?
Lo cierto es que si las comparas con otras botas «de calidad» (marcas como Timberland o Panama Jack por citar algunas populares), las Martens sí son ligeramente más caras. Sin embargo, estamos hablando de un rango de precios de entre 130-180 euros, habitual para botas que esperas que te duren más de una temporada (si la calidad no es tu prioridad, mira este articulo) y la diferencia no es exagerada. Por lo tanto, el mito de que son tan caras es algo relativo. Baratas no son, desde luego, pero tiendo en cuenta que deberían durar varios años (pongo condicional porque hay usuarios que han reportado problemas al poco tiempo de usarlas) y los precios de otros fabricantes, la cosa cambia. Eso sí, las que que son bastante prohibitivas son las Made in England Vintage, o sea la colección de Dr. Martens fabricada enteramente en Reino Unido, que pasan holgadamente de los 200 euros, aunque esto ya depende del bolsillo de cada uno. A éstas les dedicaré un artículo más adelante.
Sin guantes y a lo loco.
Si aceptamos que están en el segmento de precios de botas similares de otras marcas, la pregunta sería ¿realmente ofrecen buena calidad por ese precio? Aquí podemos intentar ser objetivos, aunque es difícil si lo que nos enamora de la marca es la estética o el diseño que tienen. Para arrojar un poco de luz sobre esto, es interesante investigar la evolución de la compañía. En este reportaje podemos ver como ha pasado de ser un calzado barato para obreros, jardineros, policías o bomberos, a ser pasto de celebrities e influencers de toda clase. Es sorprendente como el precio se incrementa a partir del año 2000, y sobre todo de 2014, cuando la empresa familiar que las fabricaba -Griggs-, es comprada por Permira, un gigantesco fondo de gestión de capital riesgo, con tentáculos en muchas ramas empresariales totalmente ajenas a la moda. Semejante cambio de patrón no augura nada bueno en términos de calidad de producto, y es difícil creer que una empresa de este tipo esté interesada en otra cosa que no sea exprimir los beneficios a costa de materiales, estándares de fabricación, mano de obra, etc.
¿Cómo se fabrican?
Básicamente no hay ningún argumento «industrial» o de fabricación que justifique este alza de precios. Más bien al contrario, la deslocalización de la fabricación hacia asia (China, Thailandia y Vietnam), en realidad debería abaratar los costes y no al contrario. Las demandas por su diseño con otras compañías (como Vans, Urban Outfitters o Booho), tampoco deberían tener impacto en el precio, al tratarse de una multinacional de ventas millonarias. Si nos ceñimos al tema de la calidad de materiales y fabricación, encontramos este vídeo (lo siento está en inglés), donde una especie de zapatero hipster destripa unas botas Dr. Martens para ver como están construidas. Sus conclusiones no son muy alentadoras, y viene a decir que -oh sorpresa- las botas Dr. Martens fabricadas en Asia tienen peor calidad que las que se fabricaban en Reino Unido hasta principios del 2000. Vamos, que básicamente la calidad ha bajado y el precio ha subido -algo que ha sido una constante desde las primeras 1460 fabricadas en los años 60-, pero que es especialmente evidente a partir del año 2004, cuando se traslada la fabricación fuera de Inglaterra.
Se las quitan de las manos, oiga.
La cosa tiene que ver con el cuero empleado -más fino- y la suela intermedia de peor calidad. Sin embargo, también hay que decir que según el barbudo del vídeo (zapatero-youtuber o lo que sea) las Dr. Martens de fabricación asiática sí han mantenido los métodos de fabricación típicos de la marca -como la suela cosida con calor- y en general, siguen siendo unas botas robustas. Es más, opina que la mayoría de la gente no notaría la diferencia entre las Dr. Martens chinas y unas fabricadas en UK, lo cual no es decir poco. Para rematar, afirma:
No las describiría como unas botas súper duraderas o con mucha resistencia, pero la gente las compra porque son Dr. Martens, a pesar de todo. Y sí, van a ser cómodas, van a durar mucho tiempo en plenas condiciones, por lo que la mayoría de la gente está satisfecha con ellas.
Conclusión:
Entonces ¿ofrecen buena calidad por su precio? Visto lo visto, y comparándolas con otras botas de un rango de precios similar, en general podemos afirmar que sí. Desde luego, las mías (todas made in Vietnam) tienen sus añitos, y aún así se siguen viendo bien. Pero es que además estas botas tienen algo que es difícil valorar de manera objetiva: una personalidad propia que las hace diferentes. Y esto, de momento, la mercadotecnia aún no se lo ha cargado. ¿Valor real de esa personalidad? tú decides si vale lo que cuesta.